"UNA MUJER SE SUICIDA EN BARAKALDO CUANDO IBA A SER DESAHUCIADA"
Esta trágica noticia nos hace, por segunda vez, encontrarnos con la desesperación en sus más profundos límites. Una vez más todos nos encontramos que para que se haga justicia real es necesario que el límite esté sobrepasado. Nuevamente es la MUERTE la que pone las cartas sobre la mesa para impartir justicia.
Pero, ¿realmente se han tomado medidas justas sobre los deshaucios? No. A mi parecer únicamente solo se intenta que la poquita legitimidad que le queda a este gobierno llamado democrático, no se pierda. Ya que las medidas que se pretenden tomar sólo son para aquellas familias que estén en situaciones críticas. Y, ¿el resto? ¿No son ellos también posibles candidatos a estar en situaciones límites? Si, evidentemente muchas familias todavía no se plantean suicidarse. Acudo a la ironía, utilizando la muerte, muerte que ha sido real para dos familias, por ahora.
El suicidio es una situación límite de los sentimientos humanos. El suicidio es la solución a no tener más recursos que te hagan que quieras seguir vivo. Plantearse morir, quererse morir es el sentimiento más triste e insólito que una mujer u hombre puede llegar a sentir. El suicidio, alberga la apatía, la tristeza, el desconsuelo, la incomprensión...
La muerte como último recurso humano, provocado por una situación externa, alejada de ser controlada por tus propias manos, es la humillación a la vida. Es el dejar a un hijo de 21 años y a un marido, muertos en vida.
No estoy criticando la situación de esta mujer y que haya tomado esta trágica decisión, solo trato de transmitir que el maltrato que sufrimos por un gobierno cuasi ilegítimo ya, ha provocado la muerte de dos personas. Personas que, seguramente, tenían derecho a ser felices y libres.
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